lunes, 3 de febrero de 2014

Cambio de vida

Aunque no lo creas llegué a esta ciudad en un vuelo de dos semanas. Sí: 14 días y 14 noches. Recalé con la lengua fuera, las patas entumecidas y los ojos secos. Me sentía morir. ¡Y  sin un lugar para acurrucarme! Picoteé algo, lo suficiente para no desmayarme y provocar mi propia muerte, al azar, por algún distraído. Ya repuesto me refresqué en una fuente, ¿podrás creerlo? Me habían dicho que esta ciudad es de locos... puro cemento, vidrios, autos, bocinas; y escasos árboles. Igual partí. Volé. Me vine.
Hoy heme aquí, sentado contento en la rama donde construí mi nido. 

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